¡Hola a tod@s!

 ¿Qué tal estáis? ¿Cómo lleváis el confinamiento? Parece que la cosa ya va mejorando, al menos a partir del día 11 ya podremos salir a pasear e incluso a tomarnos una cerveza, y la verdad que esto… ¡¡ya se estaba haciendo necesario!! (Lo de pasear también 😉 ) ¡Es una broma!

No se a vosotras cómo os habrá afectado el confinamiento, pero en mi caso, aunque no ha estado mal del todo, he tenido algunos días de bajón, algunos días de estos que te da por llorar y no sabes por qué, días de agobio, días tristes, días grises…   Siempre he tratado de animarme, de tener una actitud positiva, de mantener mi mente entretenida para no pensar… y.. ¿Sabéis por qué? Pues por Lucía… ¡Si por ella!

Como ya mencionamos en el artículo “El embarazo, una auténtica bomba de relojería emocional”  o en “Plántale cara a los cambios de humor durante el embarazo” la gestación supone un torbellino de emociones a veces difíciles de controlar pero… amigas debéis saber que nuestras emociones influyen en el desarrollo de nuestro bebé; son esenciales, tanto las positivas como las negativas. El modo en el que el bebé se desarrolla en nuestro vientre marcará su vida, no solo en su etapa infantil sino también de adulto, por lo tanto, su educación emocional empieza en el útero. ¡Por eso es imprescindible tratar de gozar de una buena salud emocional!

Durante las últimas décadas se han realizado numerosos estudios científicos que manifiestan que el que una mami se encuentre en estado depresivo, ansioso o de estrés puede influir en el coeficiente intelectual de su hijo, que al mismo tiempo pueden tener mayor predisposición a padecer problemas de ansiedad, hiperactividad o síndrome de déficit de atención. ¡Ojo que no es moco de pavo!

Durante el embarazo el bebé se desarrolla en nuestras entrañas y está unido a nosotros mediante el cordón umbilical. A través de éste recibe no solo los nutrientes que necesita sino también mensajes acerca de nuestro estado anímico. ¿Cómo lo percibe? Pues mediante las sustancias bioquímicas en las que se traducen nuestras emociones: La oxitocina y el cortisol.

La oxitocina es la hormona del amor, de la calma, del placer y de la felicidad.  En cambio, el cortisol es una hormona esteroidea que se libera como respuesta al estrés. Es la encargada de avisar a nuestro cuerpo de que está en peligro. ¿Qué hace nuestro cuerpo? Libera azúcar de nuestros músculos para estar preparados para luchar o escapar.

Según Enrique García Fernández-Abascal, profesor de psicología de la emoción y la motivación de la UNED, estar alegres (segregamos oxitocina) puede provocar que se refuerce nuestro sistema inmune y ello supondrá que estemos más fuertes a la hora de superar un catarro por ejemplo. En cambio, según indica el profesor, al segregar hormonas tóxicas de forma continuada (cortisol), nuestro corazón se nos acelera deprimiendo el sistema inmune y dejándonos más vulnerable ante las enfermedades. 

No pasa nada porque a veces estemos tristes o estresados, ¡todo es bueno en su justa medida! De hecho, según Enrique Fernández, todas esas sustancias químicas que atraviesan la placenta y le llegan al bebé no nacido le enseñan a vivir con estrés y también con felicidad. Le dan un amplio abanico de registros con los que enfrentarse a las situaciones de la vida. Y todos ellos son muy necesarios». El problema es cuando la cosa se alarga en el tiempo o se cronifica…

Seguro que en tus controles médicos, al igual que me ha pasado a mi, te han dado las pautas típicas de no fumar, no beber alcohol, comer sano pero seguro que nadie te ha hablado de la importancia de tu salud emocional y como has podido comprobar… ¡Es muy pero que muy importante!

Por ello debemos rodearnos de personas positivas, tenemos que cuidarnos, mimarnos, descansar, hacer cosas que nos gusten y tratar de desviar nuestra mente cada vez que los pensamientos negativos acechen. Algunos factores que ayudan a reducir los niveles de cortisol son la terapia musical, el masaje terapéutico, meditación y las relaciones sexuales, entre otros.

Pero si tenemos algún día malo… ¡¡tampoco te agobies!! Afortunadamente el cerebro humano tiene una propiedad…¡¡Única!! Se trata de su plasticidad: se moldea según las distintas experiencias que le suceden en la vida. Por lo que podemos compensar un día malo con un día relajado y feliz, en el que nos mimemos, acariciemos nuestra barriga, conectemos con nuestro hijo, sonriamos y estemos contentos.

 Y ahora bien… hablando de acariciarse la barriga… ¿Conocías sus beneficios?

 Acariciar al bebé, hablarle, cantarle y ponerle música se conoce como estimulación prenatal y tiene un montón de beneficios.

Por un lado, según un estudio llevado a cabo por investigadores de la británica Escuela de Psicología de la Universidad de Dundee, acariciarse la barriga durante el embarazo contribuye a que el feto se mueva más, nuestras caricias les sirven de estímulo.

Por otro lado, es un gran vínculo afectivo entre madre e hijo. El niño siente nuestro tacto y eso le hace sentirse querido y protegido además de más tranquilo y relajado.

Así que ya sabéis, con o sin confinamiento, intentad cuidar vuestra salud emocional porque esta repercutirá en el futuro de vuestro bebé.

Practicad deporte, mimaos mucho, haced relajaciones, pasear, escuchad música, meditad, acariciaos la barriga, rodeaos de gente que os cuide, os mime y os haga sentiros especiales. Intentad tener pensamientos y emociones positivas y… agradeced… Agradeced a vuestro bebé por haberos elegido de entre todas las mujeres del planeta, agradecedle todas las emociones y sensaciones que os está proporcionando. Mostrad vuestro agradecimiento al papá por haber contribuido en la creación de este ser tan valioso y maravilloso, agradecedle a vuestro cuerpo y a la vida el haberlo gestado, dadle las gracias por ofrecerle todo lo que necesita…

De verdad, seguid estos consejos…

¡Vuestra salud emocional y vuestro bebé os lo agradecerán!

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